Día explendido para realizar nuestra ruta con solo 2º.
Comenzamos con la foto de grupo junto a la fuente coronada con la cruz de la victoria
en la pedanía caravaqueña de Los Royos.
Aquí se nos comentan algunas cosas referente al pueblo:
El topónimo de
los Royos parece ser una derivación de "los Arroyos".
El pueblo de Los Royos,
es apacible, solitario, acogedor y con las edificaciones adaptadas a las duras
condiciones de fríos inviernos y calurosos veranos que se dan por estas
tierras.
Es difícil imaginar si no se conoce la historia de estos
parajes, lo transitado que estuvo en el tiempo este lugar:
Se han encontrado restos arqueológicos argaraicos
(Cerro de la Clavellina), Neolíticos (Cerro de Morales y de la Capellania),
Iberos (La Poza y la casa de la Loma Nueva) y Romanos (Fuente de los Royos,
Cortijo del Pulpite, Carrasquicas y casas de Los Morales).
Y en la época islámica la Torre de la Mata (declarada
BIC) en el paraje de Tarragoya y el Castillo de Celda.
Finalmente en la época medieval cristiana Las Torres de
Girón y Los Munueras.
Todas estas construcciones son consecuencia del carácter de
territorio fronterizo que tuvo la zona en la época medieval.
izquierda una edificación junto al manantial de la Fuente de los Royos, es el lavadero comunal, que como curiosidad tiene pilas individuales en vez de colectivas.
del Espin.
Aproximadamente a 250mts cogemos un camino que parte por la derecha y que nos deja
junto a un Cortijo.
Continuamos unos metros por el camino hasta llegar a la falda del monte El Carro, donde
hay una serie de mojones que nos van guiando hasta lo alto del Cerro del Carro.
La altitud sobre el nivel del mar es
de 1269 mts.
Es
una pequeña elevación en el centro de la meseta, de fácil ascensión.En la parte de arriba hay dos vértices geodésicos y uno de ellos tumbado, así como la
presencia de una bonita Cruz de Caravaca.
En el lateral del pequeño pedestal construido, existe una leyenda que pone "Señor de los Pastores (31-8-1974)".
En el mes de agosto, un domingo, los
vecinos suben al cercano Cerro del Carro, y allí celebran un día de convivencia
en el que se reparte un refrigerio para todos, se celebra una misa y se pasa el
día hasta la tarde, momento en el que se vuelve a bajar al pueblo.
del Quipar, Sierra de la Pinosa, Sierra Aspera, Sierra de la Zarza y los poblados cercanos
de: Tarragoya, Retamalejo, la Capellania, La Junquera, el Moralejo, entre otros.
Tras el desayuno comenzamos el descenso por el mismo camino que hemos venido.
Llegamos a otro cortijo y por la espalda de este parte otra senda poco definida, y atravesando
algunos bancales llegamos a un camino.
Giramos por la izquierda junto a unas choperas.
Al final de estas y junto a un gran charco giramos por la derecha.
Avanzamos por un cómodo camino hasta llegar al cauce de la Rambla de Tarragoya.
Tras superar el pequeño paso llegamos a una cantera.
Pegado a esta cogemos un comodo camino que en su borde existen numerosos chopos y
donde se puede observar en alguno de ellos los agujeros tallados por el Pito real (pájaro carpintero).
Nos encontramos bajo las ruinas de una antigua ermita en el Paraje conocido por Las Peñicas.
adelante encontramos las ruinas de un antiguo embalse.
Y por el camino que hay al otro extremo seguimos ascendiendo hasta llegar a el Cortijo de los Morales, donde nos encontramos con un abrevadero muy peculiar, ya que es como una balsa
con un lateral en rampa para que el ganado pueda entrar a beber.
Está abastecido por una fuente adyacente que surge de la propia roca y conectado por un canal de construcción poco habitual.
lo alto de los depósitos de abastecimiento de los Royos.
Entramos por la parte de la iglesia, dedicada a la Inmaculada Concepción, del siglo XVII,
aunque con varias reformas posteriores.
También pasamos por la casa de José María Corbalán, al cual se le entrego la medalla del
merito militar.
Y al finalizar se nos comenta la historia de un famoso bandolero que apareció en esta comarca.
La presencia de numerosos bandoleros
estos fue continua y constante, siendo esta una de las causas de la creación de
la Guardia Civil, aminorando el número de salteadores de caminos y consiguiendo
de este modo hacer más seguras las vías de comunicación.
Noguera
no era de Caravaca, sino de Pliego, tenía 37 años de edad en el momento
de fallecer.
Comenzó
sus correrías en 1845, según opinión generalizada, por motivos políticos para
vengar algunos agravios. Sin embargo Manuel Guerrero Torres en su historia
inédita de Caravaca, le confiere un origen más romántico, responsabilizando de
la misma a ciertos desaires amorosos que le llevaron a matar “a un mozo
pendenciero". No quiso entregarse a la justicia.
Sus correrías alcanzaron gran fama,
llegando incluso a ser suplantada su personalidad.
Al parecer, un tal Guayetano se hacía
pasar por Juan Manuel Noguera para infundir más temor y respeto. Harto de que
le achacaran fechorías ajenas, se acercó por Moratalla, lo sorprendió y lo
degolló”.
Una de las anécdotas más celebres de
este bandolero es la referida a su herrador al que le hacía poner las
herraduras a su caballo al revés para despistar a sus perseguidores.
Se dice, y esto forma parte de su
leyenda que lo eligió “por ser ciego, para que al no poder verlo tampoco
pudiese reconocerlo ni describirlo nunca y, además hacía que le colocara las
herraduras de noche y en el cementerio”.
Sus
andanzas continuaron durante los dos años y medio siguientes, consiguiendo
burlar a la justicia en numerosas ocasiones.
Sobre
su muerte existen diferentes versiones, una que justifica la presencia de su
partida en Los Royos por un asunto amoroso: “una mujer que acaso lo lloró
después de muerto, por despecho o por celos lo denunció diciendo la casa en
donde se encontraba con otra mujer” y otra que afirma que se presentó a cobrar
cierta cantidad de dinero a un tal Marín.
El
grupo de la Guardia Civil localizó a los bandidos el día 30, teniendo lugar un
primer enfrentamiento en el que fueron capturados dos bandoleros.
Al
día siguiente, 1 de octubre, se produjo un tiroteo resultando muerto uno de los
malhechores, el llamado José Sáez “el Ronco” .
Los
dos supervivientes, Noguera y Silvestre Rizo alias “el majo de los canarios”,
buscaron refugio en la cercana aldea de Los Royos, donde en la tarde del día 2
de octubre hubo un nuevo enfrentamiento siendo muertos los dos bandoleros junto con el
guardia civil.
Los cadáveres fueron
conducidos a Caravaca, inicialmente se pensó trasladarlos a Cehegín,
ordenándose que los de los bandoleros fueran “expuestos al público para
escarmiento de los malvados”, siendo los cuatro enterrados el 3 de octubre en
el cementerio parroquial de Caravaca.
LONGITUD: 12000 mts DIFICULTAD: BAJA Y DURACIÓN: 4.00horas
Mas tarde como es costumbre fuimos a comer el Restaurante La Gran Ruta.
Nota.- Gracias a los numerosos fotografos